Las Comunidades Eclesiales de Base indígenas de Costa Abajo, se resistieron a la expulsión de los Misioneros Claretianos dispuesta por el nuevo obispo de Colón. Esas comunidades están enfrentadas hace tiempo con una trasnacional que quiere construir una central hidroeléctrica en sus tierras y con una empresa minera que quiere hacer otro tanto en Petaquilla, con el apoyo del gobierno.
Cuarenta organizaciones campesinas e indígenas hicieron manifestaciones en todo el país por los negativos efectos ecológicos que producen estas multinacionales y por el saqueo del patrimonio nacional.
El obispo culpó personalmente a los Claretianos de estar "azuzando" a las comunidades. Los Claretianos que acompañaban pastoralmente a 120 de estas comunidades fueron despedidos con grandes manifestaciones de dolor y afecto por parte de las poblaciones, justo en el bicentenario del nacimiento de san Antonio María Claret, su fundador.
El Servicio de Paz y Justicia de Panamá les otorgó el Premio Nacional de la Paz 2007-2008 "por su acompañamiento a las comunidades pobres de la Costa Abajo de Colón. Por su parte, el superior provincial de los Claretianos de Centroamérica, p. Rodolfo Morales, aclaró que si los Claretianos se fueron de Colón no fue por su libre decisión.
En una carta enviada a las comunidades, al obispo y al nuncio apostólico declara "valorar el esfuerzo de 80 años de trabajo que se hizo patente con el florecer de las comunidades eclesiales de base, fruto de los esfuerzos pastorales de la Iglesia en América Latina. Costa Abajo ha sido una auténtica escuela de vida misionera, pues la mayoría de los misioneros que allí fueron vieron acrecentar su amor a los pobres, su celo apostólico, su deseo de promover la lectura de la Biblia, su compromiso por la Justicia y la Paz, su lucha por la defensa ecológica del ambiente, opciones reafirmadas en el documento de Aparecida.
Frente a la petición del obispo de que se entregara Costa Abajo, propusimos un trabajo en conjunto con el clero diocesano; pero ha sido rechazada la propuesta. Sólo cabe esperar que los nuevos sacerdotes tengan la sabiduría del Evangelio cuando dice que el hombre prudente sabe aprovechar de lo nuevo y de lo viejo y que por lo tanto no se pierda el trabajo pastoral realizado a lo largo de tantos años.
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